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El Espíritu Santo trabaja en su vida

El Espíritu Santo se manifiesta de muchas maneras en nuestras vidas. El Espíritu está vivo en nosotros, cuando servimos al prójimo, cuando dejamos de hacer daño, cuando nos reunimos para la adoración. Foto por Kathleen Barry, Comunicaciones Metodistas Unidas.
El Espíritu Santo se manifiesta de muchas maneras en nuestras vidas. El Espíritu está vivo en nosotros, cuando servimos al prójimo, cuando dejamos de hacer daño, cuando nos reunimos para la adoración. Foto por Kathleen Barry, Comunicaciones Metodistas Unidas.

¿Cuál es la evidencia del Espíritu en su vida? Muchas tradiciones de fe hacen énfasis en ciertas acciones demostrativas de la presencia del Espíritu: Hablar en lenguas, sanidades milagrosas y la habilidad de profetizar. ¿Pero qué si esta no es tu experiencia?

Cuando el joven Juan Wesley vio que dichas manifestaciones no estaban en su vida, luchó con la pregunta: ¿Significa esto que el Espíritu no está presente en mi vida y, por extensión, que no soy salvo?

Wesley, fundador del movimiento metodista, entendió después que el Espíritu puede manifestarse de maneras más sutiles. En esta tradición, los metodistas unidos creen que el Espíritu Santo puede dar testimonio por medio de actos demostrativos como el hablar en lenguas, pero también lo hace a través de muchas otras expresiones.

El Espíritu Santo representa la paz

Durante en el hoy famoso momento de Aldersgate Street (en Londres, el año 1738), Wesley sintió su corazón “extrañamente cálido” por un amor inexplicable. También experimentó una seguridad tranquilizadora de que el Espíritu estaba presente dentro de él. Un testimonio interno le reveló a Wesley que “soy un hijo de Dios, que Jesús me amó y se entregó a sí mismo por mí, que todos mis pecados han sido borrados y que incluso he sido reconciliado con Dios” (“The Witness of the Spirit: 1” 1.7).

El Espíritu Santo calmó la confusión que Wesley tenía en su alma y le dio paz interior.

Más adelante, Wesley notó otras marcas del Espíritu que se hacen presentes en las vidas de los creyentes. En su sermón “Marks of the New Birth,” Wesley sugirió que la gente muestra el testimonio de la presencia de Espíritu Santo cada vez que demuestran fe, esperanza y amor. El Libro de Primera de Juan hace notar la evidencia de Dios en el amor que mostramos unos por otros. Cuando dicho amor se hace manifiesto es a causa del Espíritu de Dios. El Espíritu Santo está activo en nosotros y a través de nosotros en el amor que demostramos.

¿Dónde está el Espíritu Santo hoy?

Cuando reconocemos el Espíritu manifestado en amor, empezamos a ver el testimonio del Espíritu a lo largo de nuestra conexión metodista unida. Vemos la evidencia del Espíritu cuando practicamos las tres reglas generales: No hagas daño, haz el bien y practica las ordenanzas de Dios.

A menudo, el Espíritu nos impulsa a hacer algo. Cuando sentimos el deseo de ver cómo está el vecino, el Espíritu está trabajando en nosotros. Cuando espontáneamente levantamos nuestra voces para orar por un ser amado que sufre, ese es un momento del Espíritu. Pero el Espíritu también nos podría llamar a estar quietos, invitándonos a amar por medio de no participar en sistemas que dañan a la gente.

También podríamos atribuir a la obra del Espíritu el que podamos controlar nuestras lenguas cuando otros chismean. El niño que reprime un comentario divertido pero mordaz acerca de un compañero de clase es un niño guiado por el Espíritu. Cuando los metodistas unidos rechazan el uso de mascotas y nombres que menoscaban la dignidad de los Nativo Americanos, están reaccionando a un amplio movimiento del Espíritu. El Espíritu nos guía a abstenernos de participar en sistemas y acciones que dañan a otros.

De la misma manera, vemos al Espíritu impulsándonos a hacer actos de bondad. La compulsión que sentimos de colocar monedas en el parquímetro vencido de un extraño podría ser la evidencia del Espíritu. El Espíritu también está obrando cuando damos nuestro apoyo comunitario a los trabajadores metodistas unidos que alivian  zonas devastadas por los huracanes.

La comunión de Espíritu Santo

El Espíritu habita en nosotros individualmente, pero muchas veces hace sentir su presencia en comunidad. La invitación a tomar la Santa Cena es un movimiento del Espíritu, pues es la extensión de la gracia de Dios. El Espíritu nos mueve a compartir juntos esta cena.

El hecho de que los metodistas unidos celebramos una mesa abierta —una mesa de comunión en la que todo el que quiera puede participar— indica la presencia del Espíritu. Creemos que la Comunión es un medio de experimentar juntos la gracia de Dios. Cuando invitamos a todos a que vengan y participen en una cena en memoria de Cristo, estamos mostrando marcas de esperanza y amor del Espíritu.

Vemos la evidencia del Espíritu en nuestra búsqueda de justicia. Así como el espíritu de una escuela impulsa a sus estudiantes a ser fanáticos de su equipo de futbol, el Espíritu une a los fieles a trabajar para establecer el orden social bueno, justo y equitativo de Dios. El Espíritu crea ese impulso que sentimos los metodistas unidos de luchar en contra del racismo. Lo mismo ocurre cuando el Espíritu nos llama a crear un sistema social donde haya un salario con el que la gente pueda vivir. Cuando combatimos la injusticia porque “sentimos que es lo correcto”, ese sentimiento puede atribuirse a los movimientos del Espíritu. El Espíritu nos capacita para capturar la visión de Dios para el mundo, y después nos da ideas de cómo participar en la visión de Dios.

Tenga presente lo que hemos dicho, y pregúntese: ¿Se acuerda usted de alguna visión que el Espíritu le entregó?

Usted siempre está invitado a compartir la labor que la iglesia realiza impulsada por el Espíritu. Participe en la adoración, de los sacramentos y en la búsqueda de la justicia, o negándose a causar daño a los demás.

Ryan Dunn, es ministro de involucramiento por la web de Rethink Church, que opera desde Comunicaciones Metodistas Unidas, Nashville, Tennessee. Contáctese por email.

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