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Momentos del Espíritu Santo: Aprendiendo de Wesley en la calle Aldersgate

Muchos han experimentado un momento cuando el Espíritu de Dios vino sobre ellos en una forma poderosa. Para algunos, ocurrió en un retiro de jóvenes, o en un viaje misionero más tarde en la vida. Otros tuvieron dicha experiencia en el culto de adoración del domingo o en el estudio bíblico del miércoles. Algunos sintieron la presencia de Cristo cuando oraban en la cima de una montaña o gritando por el sonido de las olas rompiendo a la orilla de la playa.

No importa las circunstancias, estos momentos pueden cambiar la vida. Los recordamos como tiempos de conversión, renovación y revelación. Podríamos sentirnos llamados a hacer algo, experimentar sanidad y realización, o recibir un sentido de  paz acerca de una decisión.

Commemorative plaque on Aldersgate Street, London.

Una placa conmemorativa en la calle Aldersgate, en Londres, contiene lo que Wesley escribió en su diario el 24 de mayo de 1738. Foto por Joe Iovino, Comunicaciones Metodistas Unidas.

Juan Wesley, fundador del movimiento metodista, tuvo una famosa experiencia del Espíritu Santo que se conoce como la “experiencia Aldersgate”. En su diario, Wesley contó su experiencia de lo que pasó el 24 de mayo de 1738:

En la tarde, fui sin muchas ganas a la sociedad en la calle Aldersgate, donde estaban leyendo el prefacio que Martín Lutero escribió a la Epístola a los Romanos. Como a un cuarto para las nueve, cuando Lutero describía el cambió que Dios obró en su corazón a través de la fe en Cristo, sentí mi corazón extrañamente cálido. Sentí que confiaba en Cristo, solo en Cristo, para mi salvación. Se me dio una seguridad de que él había quitado mis pecados, hasta los míos, y que me había salvado de la ley del pecado y la muerte.

Cuando se lee esta declaración por sí misma, parecería sugerir que este momento de Dios ocurrió inesperadamente. Lo mismo ocurre cuando escuchamos otros relatos de experiencias similares. Pero más a menudo lo que pasa es que estas experiencias del Espíritu Santo vienen a quienes están buscando, a quienes han abierto sus corazones para recibir algo especial de parte de Dios.

Un poco de trasfondo

Cuando Juan Wesley y su hermano Carlos volvieron a Inglaterra después de su viaje misionero en Georgia, volvieron con su fe un poco sacudida. La misión americana que intentaron no funcionó.

El general James Oglethorpe invitó a Juan a que viniera a Savannah como capellán, pero de inmediato Juan tuvo conflictos con los colonos a quienes no les cayó bien el celo religioso de Wesley. Charles había viajado para servir como secretario de Oglethorpe, pero no tenía ninguna experiencia para el cargo. Ambos habían pensado que tendrían tiempo para realizar alguna labor misionera con los indígenas, pero el proyecto no funcionó.

Durante su viaje, los Wesley conocieron a los cristianos moravos de Alemania cuya seguridad de fe los hermanos envidiaban. En medio de una tormenta en el mar y durante tiempos difíciles en tierra, estos cristianos demostraban la paz que Juan y Carlos ansiaban tener.

Carlos volvió a Inglaterra en julio del 1736 y Juan volvió en febrero de 1738. Ambos buscaron a los moravos esperando descubrir cuál era el secreto de su fe.

En mayo del 1738, Carlos se enfermó gravemente. Estando en cama día tras días, se centró en su bienestar espiritual. Si la enfermedad le quitaba la vida, ¿estaba preparado para morir? Oró, estudio y habló con amigos que oraron para que sintiese la presencia del Espíritu Santo.

En dicho período, Juan había conversado con un moravo muy respetado, llamado Peter Böhler, quien le enseñó a Wesley acerca de la espiritualidad morava. Su enseñanza incluía la creencia que los cristianos podían tener la seguridad de la fe experimentada como amor, paz y gozo. Los hermanos Wesley no sabían mucho de dichas emociones. Después de sus conversaciones, Juan estudió la Biblia para descubrir si había evidencia para lo que Böhler enseñaba.

Encuentros espirituales

Algo maravilloso ocurrió el domingo de pentecostés, el 21 de mayo de 1738. Entre las visitas de su hermano, su doctor y todos los que cuidaban de él, Carlos tuvo un encuentro personal con el Espíritu Santo.

Charles Wesley had his own encounter with the Holy Spirit 3 days before his brother.

Durante su estadía en casa de un amigo y sufriendo una grave enfermedad, Carlos Wesley tuvo un encuentro especial con el Espíritu Santo tres días antes que su hermano Juan. Foto por Joe Iovino, Comunicaciones Metodistas Unidas.

En su diario en aquel día, Carlos cuenta que experimentó “una extraña palpitación en su corazón” que lo llevó a exclamar “¡Creó! ¡Yo creo!” Más abajo continúa diciendo “Me encontré en paz con Dios y me regocijé en la esperanza del Cristo vivo”.

Cuando al día siguiente Juan visitó a su hermano, Carlos le compartió lo que le había ocurrido y juntos oraron para que Juan tuviese una experiencia similar. Carlos escribe, “casi creí que el Espíritu Santo venía sobre mí”.

Más adelante en la semana, Juan fue “sin muchas ganas” a la sociedad de Aldersgate donde su corazón se puso “extrañamente cálido”. Fue el momento para el cual se había preparado, orado y estudiado.

Preparando nuestros corazones

Lo mismo ocurre con nosotros. Aunque Dios puede venir a nosotros en cualquier momento y lugar, ayuda que preparemos nuestros corazones para ser receptivos al Espíritu Santo moviéndose en nosotros.

A lo largo de todo su ministerio, Juan Wesley enseñó acerca de los medios de gracia, que son las cosas que hacemos regularmente para ponernos en un lugar en el que estamos abiertos para recibir la gracia de Dios. Estas prácticas incluyen las obras individuales y comunitarias de piedad y las obras de misericordia, como la devoción privada, el compartir los sacramentos, visitar a los enfermos y luchar por la justicia.

Usted y yo anhelamos oír de Dios, así que sería bueno que sigamos el ejemplo de Juan y Carlos Wesley, quienes oraron, estudiaron y buscaron el consejo de otros. No podemos controlar cuándo y dónde Dios nos hablará —podría ocurrir de modo súbito— pero podemos ponernos en un lugar en el que estaremos listos para oírlo cuando ocurra.

Joe Iovino trabaja en UMC.org, en Comunicaciones Metodistas Unidas. Contáctese usando el email: [email protected] o llamando al 615.312.3733.

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