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Conectándonos a través de mensajes de texto

Un número creciente de metodistas unidos encuentran que el enviar mensajes de texto es una manera de animar y ser animado, así como una forma de edificar la fe junto con otros. Diseño por Crystal Caviness, Comunicaciones Metodistas Unidas.
Un número creciente de metodistas unidos encuentran que el enviar mensajes de texto es una manera de animar y ser animado, así como una forma de edificar la fe junto con otros. Diseño por Crystal Caviness, Comunicaciones Metodistas Unidas.

Cada mañana, a las 7am, por más de una década, Amy Lax, miembro de la Iglesia Metodista Unida Fairfield, ha enviado un mensaje de texto con una canción inspiracional, a menudo un corto devocional y siempre un emoji de corazón rosado. En unos minutos, el teléfono de Lax le anuncia que la gente le está respondiendo con mensajes de texto. Algunos comparten una petición de oración, otros dicen “buenos días”, pero todos terminan su mensaje con un corazón de color específico.

Lax y su grupo están entre un número creciente de metodistas unidos que han encontrado que el enviar mensajes de texto es una manera de animar y ser animado, así como una forma de edificar la fe junto con otros, frecuentemente en tiempo real y sin importar la ubicación.

“Empiezo el día leyendo el mensaje de texto”, dice Sharon Hennis, miembro de la Iglesia Metodista Unida Sedge. Hennis es parte del grupo de Lax y dice que “escuchar la canción y leer el devocional es parte de mi rutina diaria”.

Lax, Hennis y otras cinco personas del grupo mantienen una amistad de más de 40 años, empezando desde que iban a la universidad. Aunque se han mantenido cerca y han experimentado muchas cosas juntas, los textos diarios han fortalecido sus relaciones.

“Todos necesitamos un grupo de apoyo, sea la iglesia o un grupo pequeño de amigos que se reúnen en persona o por mensajes de texto”, dice Lax. “Uno necesita de apoyo para vivir la vida. Cada una de nosotras ha experimentado momentos de tristeza, soledad o miedo. Aunque sabemos que Dios está con nosotras, el grupo nos da seguridad”.

Cuando un emoji está lleno de significado

“Cuando vemos manos en oración junto a un corazón, no se trata de tan solo un emoji. Es algo serio. Alguien está orando”, comenta Hennis.

“Es definitivamente como si tuviésemos un grupo de oración de 24 horas”, añade Lax.

June Hayes, miembro de la Iglesia Metodista Unida Brookstown (que usa el emoji de corazón verde), dice que los textos diarios la han ayudado mucho en su viaje de fe.

“Debido a los textos, especialmente las preocupaciones de oración, dedico un tiempo durante el día en el que estoy quieta y serena con Dios, para así concentrarme en las peticiones”, comparte. “Quizá no haga esto en un día determinado, pero los textos hacen que entre en esta rutina debido a nuestras necesidades”.

Los mensajes de texto como una oportunidad de ministerio

El Rev. Taurai Emmanuel Maforo empezó a usar WhatsApp, una aplicación gratuita de mensajes instantáneos disponible internacionalmente. Empezó a usar la aplicación el año 2016, y ha enviado devocionales diarios a unas 2000 personas en Zimbabue.  Cuando Covid-19 forzó a todos a aislarse, Maforo empezó el grupo WhatsApp que denominó “armario de oración” como un medio para compartir oraciones. Lo que al principio empezó como un servicio para el circuito Bindura de la IMU, pronto se extendió a otras partes del mundo. Ahora hay unos 20,000 participantes y más de 77 grupos en Sudáfrica, Botsuana, Zambia, Namibia, Mozambique, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, China, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, Irlanda, Reino Unido y los Estados Unidos.

“Si WhatsApp es donde la gente se reúne todo el tiempo, es allí donde está la oportunidad de enviar el mensaje del evangelio”, afirma Mafora. “Los mensajes de texto se han convertido en una oportunidad para el ministerio, ampliando su alcance de lo local a lo global”.

Estos grupos han fomentado relaciones, dice Mafora, con participantes compartiendo sus ideas acerca del sermón dominical, así como dándose ánimo unos a otros.

“En los casos en que fallece un ser querido de un participante, dice Mafora, “los miembros de otros grupos envían mensajes de consuelo a los dolientes”.

Estamos juntos a la distancia

En el otoño del 2019, Marne Price organizó un grupo para estudiar un libro en la Iglesia Metodista Unida Christ, donde ella y su familia son miembros. Jamás se imaginó que un grupo pequeño semanal se transformaría en un diario salvavidas para los participantes.

Ocurrió que el grupo empezó a reunirse usando Zoom durante Covid-19, plaga que se llevó a los esposos y familiares de varios  miembros. Estos y otros factores hicieron que el grupo adoptase el nombre de Ángeles de Oración.

“Durante el día, si alguien tiene algo que le haya sucedido a ella u otra persona, enviara un mensaje de texto al grupo, diciendo ‘por favor, oren por esto’, junto con dar más información durante el día”, dice Price.

“Cuando veo que surge el grupo”, comparte Price, “me hace pensar cuán importante es la conexión que tenemos unos con otros”.

El esposo y hermana de Becky Calvin murieron durante la pandemia. Estas fueron pérdidas traumáticas que el grupo compartió con Calvin a pesar de que no podían estar juntos en persona.

“A pesar de que estábamos separadas, realmente sentí como si estuviesen aquí mismo, porque los mensajes de texto eran en tiempo real”, dice Calvin. “Sabía que todas estaban conmigo, haciéndome saber cuán devastadas estaban junto a mí”.

“Me daban mucho consuelo espiritual. No citaban un versículo necesariamente, pero el solo escuchar sus opiniones en cuanto algunas cosas, me ayudaba a despejar mi mente y centrarme en el aspecto espiritual de lo que ocurría”, recuerda Calvin.

“Durante aquel tiempo, otras personas pedían oración a través de los mensajes de texto. El saber que otras persona pasaban por problemas me ayudó a darme cuenta de que no era la única que sufría”, dice Calvin. “Es fácil sentirme como si estuviese sola, pero los textos me hacían sentirme incluida”.

“El ministerio que hemos podido realizar juntas, a pesar de estar separadas, ha sido muy significativo”, dice Price. “Jamás experimenté algo como esto. Es una forma completamente nueva de ser comunidad”.

Crystal Caviness trabaja en UMC.org, en Comunicaciones Metodistas Unidas. Contáctese por email o llame al 615-742-5138.

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