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De la Disciplina de la Iglesia Metodista Unida, Sección 1: Las iglesias

120. Misión—La misión de la iglesia es hacer discípulos de Jesucristo par la transformación del mundo. Las iglesias locales y los ministerios de extensión de la Iglesia proporcionan las arenas más significativa en las cuales se efectúa la acción de hacer discípulos.

121. Razón fundamental de nuestra misión—La misión de la iglesia es hacer discípulos de Jesucristo para la transformación del mundo a través de la proclamación de las buenas nuevas de la gracia de Dios, y así buscar el cumplimiento del reinado de Dios en su reino en el mundo. El cumplimiento del reinado de Dios y su reino en el mundo es la visión que las Escrituras ponen delante de nosotros. La Iglesia Metodista Unida afirma que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, y el Señor de todos. Respetamos las personas de cualquier fe religiosa, y defendemos la libertad para toda persona. Las palabras de Jesús en Mateo 28:19-20 dan a la iglesia su comisión: “Por tanto, id, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. Y “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente… Y amarás a tu prójimo como a ti mismo” (22.37, 39).

Esta misión es nuestra respuesta llena de gracia al Reino de Dios en el mundo anunciado por Cristo. La gracia de Dios está activa en todas partes, en todos los tiempos, llevando a cabo este propósito, como se revela en la Biblia. Se expresa en el pacto de Dios con Abraham y Sara, en el Éxodo de Israel de Egipto, y en el ministerio de los profetas. Tomó cuerpo en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Se experimenta el a creación continuada de un nuevo pueblo, por medio del Espíritu Santo.

Juan Wesley, Philip Otterbein, Jacob Albright, y otros de nuestros antepasados espirituales, entendieron dicha misión de esta manera. Dondequiera que el metodismo unido ha tenido un sentido claro de misión, Dios ha usado nuestra iglesia para salvar personas, sanar relaciones, transformar estructuras sociales y difundir la santidad bíblica, cambiando así este mundo. Para poder estar verdaderamente vivos, abrazamos el mandato de Jesús de hacer discípulos de todos los pueblos.

122. El proceso para llevar a cabo nuestra misión—Hacemos discípulos cuando:

—proclamamos el evangelio, buscamos, damos la bienvenida y reunimos a las personas en el cuerpo de Cristo;

—guiamos a personas a dedicar sus vidas a Dios por medio del bautismo y la profesión de fe en Jesucristo;

—cultivamos a las personas en el vivir cristiano por medio de la adoración, los sacramentos, las disciplinas espirituales, y otros medios de gracia, como las conferencias cristianas de Wesley;

—enviamos a personas al mundo para vivir en amor y justicia como siervos de Cristo, sanando a los enfermos, dando de comer a los hambrientos, cuidando al extranjero , liberando al oprimido y obrando para desarrollar estructuras sociales que estén en conformidad con el evangelio;y

—continuamos la misión de buscar, dar la bienvenida y reunir a personas en la comunidad del cuerpo de Cristo.

123. La naturaleza global de nuestra misión—La iglesia trata de cumplir su misión global por medio de ministerios de servicio de parte de todos los cristianos, tanto laicos como clericales, según el Espíritu la dirija. La fidelidad y efectividad demandan que todos los ministerios en la iglesia sean modelados por la misión de hacer discípulos de Jesucristo.

124. Nuestra misión en el mundo—La autorrevelación de Dios en la vida, muerte y resurrección de Cristo llama a la iglesia a ministrar en el mundo a la luz de su misión, mediante su testimonio expresado en palabra y hechos. La iglesia visible de Cristo como una comunidad fiel de personas afirma el valor de toda la humanidad y el valor de la interrelación de toda la creación de Dios.

En medio de un mundo pecaminoso, por la gracia de Dios somos traídos al arrepentimiento y a la fe en Jesucristo. Adquirimos conciencia de la presencia y del poder vivificador del Santo Espíritu de Dios. Vivimos con la segura expectación del cumplimiento final del propósito de Dios.

Somos llamados a reunirnos para adorar, para gozar de la fraternidad y para la edificación de la comunidad cristiana. Abogamos y trabajamos por la unidad de la iglesia cristiana. Llamamos a las personas al discipulado.

Como siervos de Cristo, somos enviados al mundo para comprometernos con la lucha por la justicia y la reconciliación. Procuramos revelar el amor de Dios para los hombres, las mujeres y los niños de todos los grupos étnicos, raciales, culturales y de cualquier nacionalidad, y demostrar a los que sufren el poder sanador del evangelio.

125. Los metodistas unidos alrededor del mundo estamos unidos por un pacto conexional por el cual nos apoyamos y nos rendimos cuentas para ser fieles discípulos y en nuestra misión. Integralmente manteniendo la unidad conexional y la libertad local, buscamos proclamar y encarnar el evangelio de una manera responsable a nuestros contextos culturales y sociales específicos al mismo tiempo que mantenemos “una red vital de conexiones interactivas” (¶ 132). Al mismo tiempo, deseamos afirmar y celebrar nuestras relaciones, pactos y asociaciones con iglesias autónomas, autónomas afiliadas, unidas afiliadas de pacto y con acuerdo de concordato (¶¶ 570-574) además de otras dentro de la familia wesleyana y cristiana ecuménica. Nuestra relación conexional mundial es una de las maneras en la que desarrollamos nuestro llamado misional más allá de nuestras fronteras nacionales y regionales. Para que esta conexión resulte una práctica viva, tendremos que traer la naturaleza mundial de la Iglesia Metodista Unida dentro de la vida y la misión de nuestras congregaciones locales. Solamente cuando nos comprometemos a relaciones globales interdependientes en oración, misión y adoración podrá esta conexión de la visión eclesiástica wesleyana llevarse a cabo. Guiadas por el Espíritu Santo, a las Iglesias Metodistas Unidas en todo el mundo se les llama a un nuevo pacto de mutuo compromiso basado en su común misión, equidad y hospitalidad.

Pactando con Dios y unos con otros:

Afirmamos nuestra unidad en Cristo y determinamos fielmente vivir de acuerdo con lo que conlleva ser una iglesia mundial en misión para la transformación del mundo.

Nos comprometemos a cruzar las fronteras del idioma, cultura y estatus social o económico. Nos comprometemos a estar en ministerio con todas las personas, como nosotros, en fidelidad con el evangelio, buscamos crecer en mutuo amor y confianza.

Participamos en la misión divina como compañeros en ministerio, y reconocemos que los dones, experiencias y recursos que Dios nos ha otorgado tienen el mismo valor ya sean espirituales, financieros o misionales.

Nos comprometemos a equidad y responsabilidad total en nuestras relaciones, estructuras y responsabilidades de la denominación.

Nos adentramos renovados a una relación de mutualidad, creando un nuevo sentido de comunidad y practicando con gozo nuestra conexión mundial en nuestra misión para hacer discípulos de Jesucristo para la transformación del mundo.

Letanía para el pacto de la Iglesia Metodista Unida Global

Líder: En pacto con Dios y los unos con los otros, afirmamos nuestra unidad en Cristo.

Todos: Tomaremos pasos fieles para vivir como una iglesia global en nuestra misión para hacer discípulos de Jesucristo para la transformación del mundo.

Líder: En pacto con Dios y los unos con los otros, nos comprometemos a estar en ministerio con todas las personas.

Todos: En fidelidad con el evangelio, cruzaremos las barreras del idioma, cultura y estatus social y económico conforme crecemos en amor y confianza mutua.

Líder: En pacto con Dios y entre nosotros, participaremos en la misión de Dios como compañeros en ministerio.

Todos: Compartimos los dones, las experiencias y recursos que Dios nos ha otorgado reconociendo que son de igual valor ya sean espirituales, financieros o misionales.

Líder: En pacto con Dios y entre nosotros, nos comprometemos a la igualdad total.

Todos: Defendemos la equidad y la responsabilidad en nuestras relaciones, estructuras y responsabilidades con la denominación.

Líder: En pacto con Dios y entre nosotros, nos adentramos en una relación de mutualidad.

Todos: Con la gracia de Dios, experimentamos con gozo nuestra conexión global en nuestra misión para hacer discípulos de Cristo para la transformación del mundo.

De la Disciplina de la Iglesia Metodista Unida—2016. Derechos de autor © 2017 por la Casa Metodista Unida de Publicaciones. Usado con Permiso.

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